Los expertos coinciden: la economía necesita un sector inmobiliario equilibrado y alejado de los extremos. Con la recuperación económica, según el Gobierno, dando sus primeros chispazos, la reactivación pende de varios sectores. Entre ellos, el hoy demonizado ladrillo. Y la rehabilitación se postula como uno de los grandes motores nacionales para la generación de empleo. David Taguas, director del Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela, adelanta que “el sector ha de normalizarse en el medio plazo”. “Debe llegar a una situación intermedia entre la anómala de la burbuja y la actual, de congelación inmobiliaria, también anómala. Da por hecho que la actividad residencial deberá estar presente en la evolución al alza de la economía porque “los españoles no dejarán nunca de comprar casas ni de mejorarlas”. Aunque “la gran recuperación no puede venir por la vivienda, sino por la demanda externa y por el ahorro, que permitirá la inversión”. Una inversión que llegará al mercado inmobiliario. Más directo se muestra Gonzalo Bernardos, director del Máster en Asesoría y Consultoría Inmobiliaria de la Universidad de Barcelona, sobre la relevancia económica de la vivienda: “El sector residencial no puede caer más bajo y tiene que ser uno de los baluartes de la recuperación. Es imposible que se genere empleo sin el ladrillo y España no saldrá de la crisis sin él”. Puntualiza que “esto no significa volver a los excesos del pasado”.
Y para que la reactivación de la construcción llegue y con ella la economía tenga otro pilar en el que sustentarse, Bernardos cree que deben darse diversas circunstancias: la venta del stock, la vuelta del crédito, la consumación de la reforma financiera y la puesta en precio de muchos activos que aún siguen sobrevalorados. “Cuando esto fragüe, se habrá puesto la primera piedra. La segunda, y más importante, será apostar por la rehabilitación”, aclara. Y para ello, ve oportuno dar incentivos fiscales a los propietarios que renueven sus casas e inspecciones técnicas que obliguen a reformar. “La creación de empleo vendrá más por aquí que por la nueva edificación”, prevé. En este sentido, tanto la patronal como los sindicatos de la construcción han reclamado al Gobierno una inversión de 10.000 millones de euros ‐que traería consigo hasta 180.000 puestos de trabajo en 2014 y en 2015‐ y reformas para dar salida al excedente de viviendas, además de otras medidas que impulsen el alquiler y la rehabilitación. Avisan de que la recuperación económica no podrá consolidarse sin su sector.
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Fuente: El Mundo