El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que las agencias de calificación crediticia, pese a emitir recomendaciones útiles, han estado “bajo la sombra de la sospecha” durante la crisis. Así lo afirma en el informe Estabilidad Financiera Mundial. El organismo analiza la actuación de Moody's, Fitch y Standard & Poor's (S%P) desde 1975 y asegura que influyen en los precios de los mercados, ya que sus opiniones son seguidas en los procesos de compra venta de valores, y provocan efectos desestabilizadores. “Los inversores pueden lanzarse a vender títulos después de las rebajas de ratings”, indicó José Viñals, director de Asuntos Monetarios del FMI y asesor del presidente de esta institución, Dominique Strauss‐Kahn.
Las más de setenta entidades internacionales que existen dedicadas a medir los riesgos de las emisiones de valores demuestran que dar certificaciones “ha sido un buen negocio”, destaca el FMI. El organismo justifica esta opinión por el hecho de los fondos de dinero compran y venden activos en función de estas opiniones. Del mismo modo, los bancos centrales deciden qué títulos aceptan como garantías colaterales según el rating que posean. Para el FMI, esta dependencia debe desaparecer y es necesario aumentar la supervisión sobre las tres grandes, igual que sucede en mercados como el de Estados Unidos y la Unión Europea. Al mismo tiempo, aconseja encontrar mecanismos de medición sustitutivos.
El informe sostiene que tres cuartas partes de todas las titulizaciones hipotecarias residenciales de EEUU sufrieron rebajas de ráting entre 2005 y 2007 por parte de S&P, al pasar de AAA a BBB. Para el FMI, aunque estas revisiones eran previsibles “evidencian un fracaso en la calificación anterior”. A su vez, la institución cree que las agencias deberían incluir en sus certificaciones las posibilidades reales de que se produzca un impago de la deuda, medida que no se incluye ahora.
La institución también alerta de los conflictos de intereses entre las agencias (por mantener su independencia) y las entidades emisoras que les pagan por sus certificados. Destaca que el 95% de los ingresos del sector proviene de estas tarifas. También ataca a los gobiernos y asegura que deben dar una información más completa sobre su deuda, así como admitir en público las posibilidades reales de impago. Recientemente el FMI ya anunció que forzará a 25 países, entre ellos España, a facilitar información sobre su sistema financiero. El FMI analiza también la situación de la banca y hace hincapié en los mayores costes que tendrá que afrontar el sector para tener liquidez. “Los costes de financiación subirán debido a la limitada cartera de depósitos, con un impacto potencial en la rentabilidad”. Para evitar sufrir por el encarecimiento de costes, el Fondo recomienda a las entidades financieras, no sólo a los bancos, guardar un colchón de liquidez. Con esta decisión, se evitará que el sector público tenga que pagar la factura de cualquier quiebra. La institución vuelve a mediar en el debate sobre si se debe o no imponer un impuesto a la banca. Para el FMI está opción debe estudiarse con “un impuesto o un recargo para aquellas instituciones que no sean conscientes del impacto de sus acciones en el mercado”.
Fuente: Expansión
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