La batalla en el mercado hipotecario se intensifica. La banca se disputa las nuevas operaciones no solo abaratando los precios, sino que ha empezado a ampliar la esfera de potenciales clientes con una rebaja del umbral mínimo de ingresos exigidos para financiarles.
El Banco Popular ha sido el último en suavizar las condiciones: recortó el marginal aplicado en los préstamos desde el 1,80% al 1,59% si se contrata en oficina y el 1,55% de formalizarlo en el canal online Oficina Directa. También redujo el importe en nómina o pensiones mínimo exigido desde 2.000 a 1.700 euros en el crédito solicitado en la red. En Oficina Directa sube, en cambio, a 5.000 euros el salario mínimo domiciliado requerido, si bien está condicionado a contratar un solo seguro, mientras que en sucursales exige tres.
Sigue la estela marcada por el Santander, que ahora demanda ingresos de 2.000 euros frente a los 2.500 previos, y ha rebajado los requisitos en contratación de seguros y operativa con tarjetas. Otro ejemplo es Kutxabank, que ha mantenido una de las ofertas más baratas en tipo de interés, aunque ligada a una alta vinculación y nóminas. Para acceder a su crédito con un marginal desde el 1,25% requería 4.500 euros de ingresos, rebajados ahora a 3.000 y con el diferencial reducido al 1%. Otras entidades como Liberbank, han ajustado precio (del 1,99 al 1,54%) casi sin variar condiciones. ING Direct no requería ingresos mínimos, pero ha rebajado el diferencial del 1,99% al 1,49% y dejó de exigir contratar el seguro de hogar y vida, y el producto de ahorro inversión. BBVA mantiene inalterado su diferencial en el 1,80%, si bien ha sido de los más accesibles en términos de ingresos, al requerir nóminas desde 1.500 euros.