El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que las transacciones de inmuebles residenciales subieron en el año 2014 un 2,2%. Se vendieron 319.389 viviendas, frente a las 312.600 del 2013 y a las 318.534 del 2012. Es el primer incremento estadístico anual desde el año 2010, aunque ese año se vio condicionado por el fin de la desgravación fiscal por la compra de la primera residencia habitual para quienes cobraran más de 24.107 euros, que hizo que numerosas familias adelantaran la compra para no perder la deducción. El dato de cierre del año refleja una subida que es síntoma de un cambio importante en el ritmo de operaciones. 2014 fue el primer año desde 2007 en el que la demanda creció por sí misma, sin medidas fiscales o políticas que resultaran determinantes. Los ejercicios de mayor desplome del ladrillo fueron 2008 y 2009, en los que las compraventas residenciales cayeron un 28,8% y un 25,1%, respectivamente. En 2010 se produjo un aumento del 6,3%. El descenso fue ralentizándose en 2011 (‐18,1%), 2012 (‐11,5%) y 2013 (‐1,9%, con el fin definitivo de las deducciones fiscales). El repunte de las compraventas se debe al buen tono del mercado de segunda mano, que ascendieron a 199.943, un 18,4% más que el año anterior. Las viviendas nuevas transmitidas por compraventa en 2014 se quedaron en 119.446 (‐6,9% con respecto a 2013) y acumulan cuatro años consecutivos a la baja. Esta superioridad de la vivienda usada frente a la obra nueva no sólo se fundamenta en el mayor volumen y margen de acción que permiten los precios de esta tipología, sino también en la escasez de nuevas promociones y en el volcado de las que existían a los balances bancarios.