En los nueve primeros meses de este año la inversión en activos no residenciales españoles (oficinas, locales, centros comerciales, industrial y hoteles) alcanzó los 6.200 millones de euros, según cálculos de Aguirre Newman. El peso exterior en el ladrillo nacional es en realidad mayor si se tiene en cuenta que las sociedades de inversión inmobiliaria (Socimis) están respaldadas en gran medida por dinero del exterior.
Los expertos creen que los inversores han vuelto a poner sus ojos en España no solo porque sus activos estén baratos sino también porque creen que lo peor ha pasado para la economía local.
Los fondos suelen tener un comportamiento gregario y en el caso del mercado español se ha producido un efecto llamada después de que a finales de 2013 grandes inversores como Goldman Sachs o Blackstone cerraran importantes operaciones.