Los agentes de la propiedad inmobiliaria (APIS) están incrementando sus ventas gracias al aumento de la demanda de pisos por parte de particulares que destinan una porción de sus ahorros a la compra de viviendas, para luego ponerlas en alquiler. La bajada de la retribución de los depósitos bancarios y la caída de los precios inmobiliarios convierten el alquiler de pisos en la costa y en el centro de ciudad en una actividad que puede llegar a dar rentabilidades de entre el 7% y el 10%, e incluso superiores si se destina a alquileres turísticos en ciudades como Barcelona. Los inmuebles más demandados por los inversores particulares son pisos de segunda mano, bien ubicados, de unos 60 metros cuadrados y con un precio medio de entre 100.000 y 150.000 euros.
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Fuente: El Economista