Amplio reportaje en el que se expone como el estallido de la burbuja inmobiliaria ha tenido consecuencias para todos los sectores de la economía, “pero quizá ha sido el sector financiero el que más ha sufrido un impacto más dramático”. Bancos y cajas de ahorros no han tenido más remedio que incorporar a su balance una gran cantidad de inmuebles procedentes tanto de particulares como de compañías promotoras y, con motivo de la presentación de los resultados del último ejercicio, casi la totalidad de las entidades han realizado provisiones para cubrir su exposición al sector inmobiliario.
Los inmuebles que no pertenece obviamente al core del negocio bancario, representan un lastre para su negocio y por ello las entidades han puesto en marcha diferentes estrategias comerciales para deshacerse de esos activos. Gran parte de las entidades han creado organismos especializados en comercializar este tipo de activos. Se hace referencia en este punto a la actividad de Altamira Real Estate, de Santander; a Reser, de Caja Madrid; a Aliseda, de Banco Popular, y a Mediternaeam, de Caja Mediterráneo (CAM).
Fuente: Cinco Días