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Hipotecados hasta los 77 años

Comparador de Hipotecas

Las entidades financieras están alargando masivamente los plazos de amortización de los créditos hipotecarios y han elevado la edad máxima que consideran apta para estar hipotecado, hasta los 77 años en el caso de Bankinter ‐cerca de la esperanza de vida de los varones españoles, que es de 77,5 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, se indica que no son condiciones para quien busca comprar piso, que encuentra ahora pocas facilidades en el sector financiero, sino para los que se hipotecaron en pleno boom inmobiliario y ahora tienen problemas para pagar las cuotas de sus créditos, un segmento que supone el 7,7% de los españoles según el INE.
Hasta hace pocos años las entidades hacían coincidir la amortización total de la hipoteca con el final de la vida laboral, en los 65 años. Con el boom, y la necesidad de financiar pisos cada vez más caros, la duración de la hipoteca se amplió de 30 a 50 años, lo que obligó a su vez a posponer la edad máxima hasta los 70 años. Ahora la mayoría de las entidades extiende el límite hasta 75 y algunas, en la negociación individual, van más allá. Cuando ni estos límites de edad son suficientes, las entidades recurren a otras fórmulas, como pedir que entre como cotitular de la hipoteca un hijo que pueda estar por debajo de la edad máxima al cancelarse la hipoteca, asegura Gustavo Reguero, responsable de negocio bancario de Tecnocasa.
Cuando alargar el plazo de amortización no es suficiente “y la situación que motiva el impago es coyuntural”, asegura Pedro Javaloyes, portavoz de la Agencia Negociadora de Productos Bancarios, las entidades aceptan otras fórmulas, como carencias en el reembolso del capital o incluso en el pago de intereses. Cuando esto no basta, los bancos están aceptando opciones como gestionar la venta de la vivienda, “aceptando incluso una pequeña pérdida en su hipoteca pendiente” o quedársela mediante una dación. Según Javaloyes, si el valor de la vivienda supera el de mercado, los bancos pueden aceptar que la dación salde la deuda. En caso contrario, aceptan la dación si el cliente reconoce el remanente de deuda pendiente, a veces sin exigir su pago inmediato, mientras que en otros casos le exigen asumir un crédito blando, a bajos tipos, con carencia inicial y vencimiento a largo plazo, para que salde su deuda cuando mejore su situación. Rubén Sánchez, de Facua, lamenta que en España no se considere saldada la deuda con la adjudicación de la vivienda por el banco, como sucede en Estados Unidos. “Este es el problema más grave: quedarse sin piso y con una enorme deuda. Con la desesperación por evitar perder el piso, además, la gente no mira las consecuencias de lo que firma: por ejemplo, tras las carencias de intereses, muchas veces se paga una cuota más alta para compensar”. También alargar la hipoteca sale muy caro: 20 años más, por ejemplo, pueden aumentar un 50% la cantidad pagada finalmente por la vivienda.
Mientras las entidades muestran una flexibilidad impensable hace pocos años con los hipotecados que no pueden pagar las cuotas, son en cambio muy rigurosas a la hora de dar hipotecas nuevas. Aquí ha bajado el plazo máximo que ofrecen a los solicitantes, de forma que ahora se contratan de media a 27 años. Reguero asegura que “también financian un menor porcentaje del valor de tasación, de alrededor del 75%, y exigen que la cuota se lleve menos del 40% de los ingresos del solicitante. Además no miden ese esfuerzo al tipo de interés actual, históricamente muy bajo, sino al 5%, anticipando que los tipos seguramente van a ir al alza”.

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Fuente: La Vanguardia


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