La respuesta más sencilla a esta pregunta sería que, evidentemente, a igualdad de condiciones y ofreciéndonos la hipoteca a tipo fijo un interés bajo (algunas ya rondan el 2% o incluso lo rebajan) siempre es más segura que una de interés variable, puesto que sus cuotas se mantendrán inalterables a lo largo de toda la vida del crédito. De esta forma, aunque no nos beneficiaríamos de las bajadas de interés por los descensos del Euribor, tampoco correríamos el riesgo de enfrentarnos a una subida brusca del mismo y, por lo tanto, un incremento considerable de la cuota de la hipoteca.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, de los préstamos hipotecarios concedidos en España, alrededor de un 90% siguen estando sujetos a un interés de tipo variable. Los motivos del escaso éxito de las hipotecas de tipo fijo son que, pese a que algunos bancos empiezan a sacar ofertas cada vez más competitivas, las condiciones de estos préstamos distan mucho de acercarse a las que podemos conseguir con uno de tipo variable con la situación actual del Euribor. Los resumimos a continuación:
Intereses y periodo de amortización. Las hipotecas más beneficiosas a tipo fijo de la actualidad ofrecen intereses de alrededor del 2% pero en periodos de amortización que nunca superarían los 20 años (muchas veces son de 10 años), eso hace que muchos clientes se decanten por un tipo de interés variable.
El porcentaje del precio de la vivienda que se financia. Mientras que en las hipotecas variables estas cantidades alcanzan el 80% del valor de la tasación cuando hablamos de tipos fijos el porcentaje desciende entre un 10 y un 20%, situándonos en un 60 o 70%.
Comisión de apertura. Suele ser más alta en las hipotecas de tipo fijo (a partir de un 1%).
Comisión de compensación por riesgo de tipos de interés. Nos la aplicarían por ejemplo, si queremos cambiar la hipoteca y suscribirla con otra entidad bancaria y podrá oscilar entre el 0,50 y el 5%. Esto supone que por cada 10.000 euros que nos queden por pagar, podrían hacernos pagar 500.