Algunas entidades bancarias ofrecen hipotecas cuyas condiciones
(plazo, capital del préstamo, importe de las cuotas...) pueden variar a
lo largo del tiempo según convenga al cliente. Así, por ejemplo, se le
ofrece la posibilidad de que vuelva a poder utilizar el dinero ya
devuelto, o de que alargue el plazo pendiente del préstamo reduciendo
el importe de las cuotas, o de que retrase el pago de alguna cuota o
pagar parte del principal al final. Tenga en cuenta que, por lo
general, cuanto mayor es la flexibilidad del préstamo, más elevado suele ser su coste.
Últimamente
se ofrecen por las entidades préstamos o créditos con garantía
hipotecaria no destinados a adquirir una vivienda sino bienes de
consumo. Como los préstamos hipotecarios suelen tener unos tipos de
interés más bajos que los de los préstamos al consumo, la operación
puede ser atractiva, pero hay que tener en cuenta no sólo los
habituales mayores gastos que supone la formalización de un préstamo
hipotecario respecto a los de uno personal, sino también que los plazos
de los hipotecarios son mucho mayores que los personales, lo que supone
que Ud. estaría pagando intereses durante más tiempo e incluso a veces
con posterioridad a la vida útil del bien que ha financiado con este
préstamo. Así, por ejemplo piense en la utilización de dinero del
crédito para comprar un coche: normalmente seguiría pagando el préstamo
dedicado a comprar el coche varios años después de haberse desprendido
de él.
Fuente:
Banco de España