Desde el inicio de la crisis, los procesos de refinanciación de deuda se han sucedido casi sin interrupción en la mayor parte de las inmobiliarias y han sido, por la caída del negocio y a su pesar, la principal ocupación de los gestores de esas compañías. Con las refinanciaciones sucesivas en el mejor de los casos y en su defecto con los concursos de acreedores, las grandes inmobiliarias han logrado una especie de tiempo muerto (ampliar la fecha de vencimiento del crédito principal y retrasar la amortización del primer pago de la deuda) que aplaza, pero no resuelve, sus problemas.
Algunos expertos, como apuntan los editores de Actibva, la comunidad impulsada por BBVA, se inclinan a vislumbrar 2011 como el año de una posible segunda crisis inmobiliaria. Esta tesis, señalan, se apoya en dos factores fundamentalmente: el primero, la caída en las ventas de viviendas, dado que este año solo van a comprar y vender aquellos a los que les sea realmente imprescindible, tanto en compra como en venta; y el segundo y más importante, es el año del vencimiento de la primera ola de refinanciaciones crediticias en muchas promotoras y constructoras que se pusieron en marcha en 2007-2008. Hay un gran volumen de vencimientos en este ejercicio y la capacidad de pago de estas empresas se mantiene en muchos casos en la misma situación que estaba hace tres años. “En ambos casos, las perspectivas no son buenas y existe el control del Banco de España exigiendo una mejora sustancial en las provisiones de las cajas de ahorros y en unas valoraciones realistas para las adjudicaciones de activos en el sector financiero. En esta tesitura, nos podemos encontrar en breve con una nueva crisis inmobiliaria más grave aún que la inicial, tanto por la recaída de empresas como por los efectos que puede tener en el sector financiero un lastre de estas dimensiones”.
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Fuente:El País