El buen momento que atraviesa el mercado inmobiliario español no ha pasado desapercibido para las grandes fortunas de origen latinoamericano. El último inversor en sumarse ha sido la familia Coto que a través de una sociedad patrimonial compró a finales de verano un edificio en el paseo de la Castellana de Madrid. El inmueble fue adquirido por algo más de 20 millones de euros, a los que se sumará la inversión que planea para convertir este edificio de oficinas en uno residencial con viviendas de alta gama.
Durante los nueve primeros meses de 2014, se han cerrado compras de activos terciarios (oficinas, locales y centros comerciales, hoteles y naves logísticas e industriales) por 4.900 millones de euros, según Aguirre Newman. La mayoría de las compras se ha hecho por inversores extranjeros. Latinoamérica es el segundo gran inversor, entre los mercados emergentes, en el sector inmobiliario español, después de Asia.