Análisis de cómo el estallido de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos, en el verano de 2006, desencadenó la crisis y la recesión financiera globales. En estos momentos, explica, el patrimonio en forma de viviendas propias ha disminuido aproximadamente un 30%, lo que equivale a pérdidas de más de seis billones de dólares en la riqueza de las unidades familiares. Incide, además, en que la caída de los precios de la vivienda también condujo a un drástico aumento de los impagos y embargos hipotecarios. “Un tercio del total de los propietarios estadounidenses de viviendas ya tienen deudas hipotecarias que superan el valor de su vivienda. En una sexta parte de esos hogares la deuda es 20% mayor que el precio de la casa”.
Feldstein expone que “si la espiral descendente en los precios de la vivienda continúa, el valor de los títulos avalados por las hipotecas que están en manos de las instituciones financieras en todo el mundo seguirá disminuyendo y afectará a la oferta crediticia mucho más allá de Estados Unidos”. Respecto al aumento registrado recientemente en la venta de casas en el país, apunta que podría ser “engañoso”, ya que una gran proporción de esas ventas las constituyen propiedades que fueron objeto de embargo hipotecario. Hace referencia asimismo a la ley aprobada por la Administración para ayudar a las personas hipotecadas con problemas para cumplir sus pagos mensuales a causa de una disminución de sus ingresos o porque haya aumentado la tasa de interés. Comenta que es un programa nuevo y “queda por ver qué tanto ayudará a impedir que haya incumplimientos en el futuro. La limitada experiencia con las modificaciones a las hipotecas no es alentadora. Cerca de un 50% de los que modificaron sus hipotecas, en seis meses cayeron en impago”. “Desgraciadamente, no hay programa que trate los impagos y los embargos provocados por la alta relación crédito‐valor. Dado el gran número de propietarios con capital negativo, existe el riesgo de que continúen los impagos y los embargos hipotecarios. De ser así, la venta de propiedades objeto de embargo seguirá deprimiendo el precio de la vivienda, reduciendo el patrimonio de las familias y dañando a las instituciones financieras”. “A menos que los precios de las viviendas detengan su disminución, la Administración Obama tendrá que atender el problema de la alta relación crédito‐valor. Eso ayudará no sólo a la economía estadounidense, sino también a las economías de todos los socios comerciales de Estados Unidos”.
Fuente: ABC.